No fue con mis alas naturales, no, pero volé.
Tuve ocasión de contemplar el mundo desde arriba,
perspectiva poco habitual para mí.
Me dí cuenta como todo se hacía pequeño, irrelevante.
Nada, allí, tenía mucha importancia.
Tan solo, sentir la inmensidad, la majestuosidad del Universo.
Durante parte del trayecto, observé.
Miré detenidamente dónde me encontraba.
Allí, en medio de la NADA.
Suspendida del aire.
Entre miles de nubes, por encima, por debajo, a mi altura
Y solo eso. SENTIR.
Imaginé las vidas de otros allí abajo.
Conduciendo por carreteras, caminando por caminos,
hablando, riendo, llorando...
Y todo aquello era ajeno para mí.
Nada importaba nada.
Tan solo, estaba volando.
Y me encantó esa sensación.