INTIMIDAD

Palabras a golpes de fuego.
Sensaciones que explotan por emerger.
Opresión en el pecho por sentir.
Lo bueno y lo malo de ser yo.

sábado, 5 de abril de 2008

Comedimiento

Trabajo duro para alguien como yo que siempre ha funcionado con la impetuosidad de las emociones de dentro: Permitir a mi imaginación vivir situaciones supuestas con cada nuevo encuentro. Dejar que los sueños se encarnen en el cuerpo. Estirar el brazo y tocar mis anhelos en el intento era la forma habitual de mi comportamiento. Siempre me he guiado por mis instintos más primarios y me he dejado arrastrar por el viento de las emociones, de la pasión, del cosquilleo por cada nuevo descubrimiento.
Pero estoy trabajando duro en ello. En no volcarme por completo cuando llega viento nuevo. Ir poco a poco, lento lento, sin aplicar imaginación ni ensueño. Respirar, respirar lento, llevar el aire al vientre, al centro de las emociones y expirar el deseo de conseguir realidad en un sueño. Centrarme en la actualidad. En que este momento es el que es. No proyectarme en el futuro eterno. Solo hoy es lo que tengo.
Y es trabajo duro, acallar los deseos. Trabajo duro no saltar ni correr imaginando besos nuevos. Trabajo duro sentirme en paz y bien con ello. Rebusco recursos en el orgullo de saber que SI puedo con ello. Saberme en paz, en estos momentos, y pensar que eso se puede escapar me hace que aunque duro, el trabajo sea bien resuelto.
Me permito alguna escapada. Tener algún encuentro. Reir y hablar sin miedo. Nada que temer. Nada que no sea es. Esto es lo que tengo: el presente, este momento, este placer.
Pero no dejaré que todo eso desborde mi trabajo en el comedimiento.
Lo que haya de ser, será. No corramos más que el tiempo.
A veces, solo a veces, me permito beber veneno.

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