Me siento árbol.
Y como árbol, sigo su estela.
Que durante la primavera se va llenando de nuevas hojas
verdes y hermosas
que le dan un aspecto arrogante y grandioso,
donde se cobijan el arrullo de los pájaros
y el beso de los enamorados.
El verano llega y con el sol, su esplendor.
Soporta calor y agonía
Con fortaleza, con elegancia.
¡Que buen sueño se echa bajo su sombra!
Y al llegar el otoño,
poco a poco,
se va despojando de ropa.
Se le van cayendo los recuerdos
y las hojas otrora nuevas
ahora mueren en silencio.
Sabio es el ábol
que lo único que guarda es su sabia
para seguir latiendo
en el proceso de la vida.
Acoge en sus ramas nuevas almas
y seres alados
que van de paso,
y al igual que llegan
los va dejando marchar
sin apegos
sin agonías.
Es tan solo el proceso de libertad,
de alegría y felicidad
porque sabe que por sí solo
ya lo es todo: muerte y vida.
2 comentarios:
Yo también me pido ser árbol, con tronco duro y majestuoso y mucho, mucho follaje. Aunque ahora que pienso, vaya dolor de pies...
Bromas aparte, muy bonita reflexión.
Un abrazo de árbol y un beso de payaso.
Mira Josep.. justamente lo que más me gusta de los árboles es lo bien "plantados" que tienen los pies.... llegan hasta el corazón de cuarzo de la tierra... y allí, se nutren de lo más maravilloso que existe: de VIDA!
Un abrazo de payaso y un beso de árbol para tí.
Publicar un comentario