INTIMIDAD

Palabras a golpes de fuego.
Sensaciones que explotan por emerger.
Opresión en el pecho por sentir.
Lo bueno y lo malo de ser yo.

martes, 16 de octubre de 2007

Manos....



Mensaje de móvil: Estoy deseando sentir tus manos sobre mi cuerpo
desnudo...


Mezcla de sensaciones cuando leo este mensaje. Viniéndo de quien viene. Sabiéndo lo que hay...


"Me enseña la casa que a partir de la semana próxima será un nuevo lugar de trabajo para mí. A media voz, casi susurrando. No interesa que nos oigan. Todo es muy privado.

-Me voy desvistiendo?
-Bien, yo mientras voy al baño.

Todo está en penumbra. La casa es antigua, llena de cosas por medio, con vestigios de un pasado glorioso, con recuerdos sin rostro...

Paso a esa habitación que hace servir como lugar de descanso entre trabajo y trabajo. A media luz, aún con la lámpara encendida... Olor a incienso. Sé que es en mi honor. Suena una música agradable para mi oido: música de relajación tibetana (luego me explica que está compuesta y mezclada por alguien de aquí que vive allí, en el Nepal, y de quien no sabe el nombre). Lo encuentro desnudo. Es lo habitual entre nosotros. Ya nos conocemos. Conocemos nuestros cuerpos. No nos da miedo mostrarlo. No nos avergonzamos.
Me dispongo a trabajar. Me quito los anillos, el reloj, las gafas y la ropa....
Se tumba boca abajo bajo mis indicaciones y empiezo.
Tomo el aceite y lo rocio. Bien empapado. Suntuoso. Resbaladizo. Mis manos empiezan a moverse.. de maneras no profesionales, pero sí sensuales. Saben tocar. Se mueven a diferentes velocidades, dependiendo del lugar por el que pasa, dependiendo de las sensaciones que me produce...

Ya me siento inmersa. No dudo. No tengo miedo. Todo al contrario. Me siento con el poder de controlar la situación. Está en mis manos. Yo soy la que dirige, la que explora, la que avanza en uno u otro sentido. Estoy trabajando, pero no lo siento así. Por que estoy sintiendo.... sintiendo. Mi cuerpo, mi mente, mi ser, mi alma.... sienten. Tocar sus manos, masajearlas, acariciarlas, asirlas fuertemente, en un abrazo de dedos deseosos de tocarse. Acariciar la cara, como al ser más amado se acaricia. Con dulzura y pasión. Pasar mis manos por su calva. Esa bola de billar brilla gracias al aceite. Y percibo como siente al ser acariciada. Al ser tocada. Los resquicios de los pliegues que forma el cuello en esa postura. Tocar las orejas. Acariciarlas.... El resto del cuerpo es una escultura. Barro o arcilla. Modelo un cuerpo hecho. Resigo las formas ya establecidas para hacerlas mías, a mis manos.... En ese momento en que poco a poco las manos van diciendo adios a ese cuerpo, el dueño va despertando del placer del letargo acariciado para buscarme. No. Hoy no. Hasta aquí. Respeto. Pero pasión, deseo, sexo. No importa, cada uno en su sitio. El placer de ser, de estar, de aceptar o negar, de tocar, de ver el placer... "

Siempre me siento extraña ante esa llamada: ¿Quieres un masaje?

1 comentario:

Dejame que te cuente dijo...

que si quiero'..
yo me conformaria con uno normalito..cuanto mas esta gozada de masaje que tu cuentas...
aunque claro...el masaje tendria el mismo efecto...si me lo diera otra persona....jejjee..
Puestos a pedir!!!!..
muy lindo post nena.....
un beso enorme...

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